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¡Preparados, listos, ya! La temporada estrella de las gripes y los resfriados está a punto de empezar. Y es que los cambios de temperatura, la comida riquísima y sin embargo más difícil de digerir del periodo navideño, el stress que nunca deja de apretar y mil otras pequeñas razones que se entrelazan en el día a día de cada uno provocan que en esta época nuestro cuerpo esté más sujeto a caer frente a las agresiones externas de virus, bacterias y otros microorganismos alérgenos.
Sin embargo, como en cada gran historia, al peligroso villano se le opone un valiente héroe dispuesto a luchar para defendernos. ¿Y quién es el nuestro si no la misma naturaleza? El mundo de las plantas pone a nuestra disposición todo un abanico de elementos (vitaminas, minerales, oligoelementos) que, tomados tanto en recetas tradicionales como en forma de suplementos dietéticos ayudan a reforzar las respuestas inmunitarias de nuestro organismo.
1. Ajo. Crudo o en perlas es muy beneficioso para acortar gripes y resfriados, ya que aumenta las defensas. Tiene un efecto antiinflamatorio, antioxidativo, antitérmico, analgésico, antibacteriano, antiviral y antiparasitario.
2. Bálsamos naturales. Aplicar un bálsamo que contenga pino, eucalipto, tomillo, menta y ajedrea, por la noche antes de dormir, en el pecho y en la espalda, ayuda a despejar las vías respiratorias y a mitigar el dolor muscular del tórax. En el resto del cuerpo se pueden aplicar compresas calientes.
3. Plantas con efecto inmunomodulador. Equinácea, melisa, caléndula, shitake, milenrama, extracto de ajo y uña de gato son todas plantas que estimulan las defensas. Puedes tamarlas en infusión (2 ó 3 tazas al día), extractos fluidos (15 – 25 gotas diluidas en agua) o aceites esenciales (3 -4 gotas diluidas en un terrón de azúcar o en un poco de agua edulcorada, tres veces aldía).
4. Agua y verde. Durante la convalecencia hay que aumentar la ingesta de agua, zumos de fruta con miel (limón, naranja, pomelo…) y caldos de verduras (zanahoria, remolacha, apio, cebolla, perejil…). Las bebidas con azúcar natural aportan calorías extras necesarias para compensar las pérdidas que sufre el organismo por la fiebre y la propia infección. Las frutas y las verduras nos aportan suplementos vitamínicos para restituir las alteraciones de la mucosa respiratoria y aumentar las defensas.
5. Vitamina C. Produce un efecto inmunopotenciador, ya que incrementa la respuesta de los neutrófilos (células inmunitarias) en su capacidad de neutralización de agentes infecciosos externos, además de una acción antihistamínica (antiinflamatoria), útil en procesos catarrales. Es un neutralizador de radicales libres y por ello se hace más necesaria en personas fumadoras que padezcan estrés o que tomen ciertos medicamentos como la píldoras anticonceptiva. Dosis recomendada: 1.000 – 1.500 mg/día.
6. Própolis. Se trata de un eficaz antibiótico, activo frente a microorganismos que frecuentemente producen infecciones respiratorias. Se utiliza como preventivo en el tratamiento de las infecciones broncopulmonares y otorrinolaringológicas. Es conveniente empezar el tratamiento con dosis bajas y subir progresivamente hasta la dosis normal.
7. Oligoelementos. Son minerales en dosis muy bajas, ya que el organismo los utiliza en baja concentración. Normalmente, se dispensan en forma líquida en ampollas bebibles unidosis, 2 veces al día, reteniendo el líquido en la boca antes de ingerir. Algunos se toman a nivel preventivo, como el cobre-oro-plata (en sujetos débiles y bronquíticos crónicos) y manganeso-cobre (para personas predispuestas a los resfriados en los cambios de tiempo); otros en fases agudas, como el cobre, bismuto, manganeso, y otros, como el azufre, en afecciones crónicas (rinitis, sinusitis).
8. Zinc. Participa activamente a la función del sistema inmunitario. Efecto antiinflamatorio, su absorción es deficitaria con el consumo excesivo de alcohol. Dosis: 15 mg/día
9. Magnesio. Estimula la producción de anticuerpos y activa el metabolismo celular. Su deficiencia es común cuando la dieta es baja en verduras y alimentos proteicos. Dosis: 200 – 400 mg/día, mejor como quelato.
10. Vitaminas A, E y B. Poderosamente antioxidantes y antiinflamatorias, aumentan la resistencia de los linfocitos y ayudan a preservar las mucosas respiratorias dañadas por el resfriado.
¿Y tú, cómo te defiendes de los resfriados? Deja un comentario aquí abajo.