Durante las vacaciones nos relajamos y muchas veces nos olvidamos de comer bien, sin tener en cuenta cómo una mala alimentación, los excesos e incluso el hidratarnos mal pueden influir en nuestra salud, en que las vacaciones sean un éxito e incluso puede hacer que ganemos unos quilos de más.
Beber más y mejor
Una buena hidratación durante el verano es tan importante como comer bien. Debemos ser conscientes de que cuando tenemos sed es porque ya estamos empezando a deshidratarnos, por eso conviene ir bebiendo durante todo el día. Esto es sobre todo necesario en las personas mayores y en los niños, que tienen disminuidas su capacidad para percibir la sed.
Con el calor nuestro cuerpo pierde más agua, por eso debemos beber líquidos saludables de forma regular y comer bien para que la dieta no resulte deshidratante.
Las bebidas más recomendables son el agua, las infusiones (que se pueden tomar frías o con un cubito) y los zumos naturales. También hay que tener en cuenta que algunas bebidas, no solo no son recomendables, sino que pueden perjudicarnos y debemos evitar, como es el caso de las bebidas alcohólicas que tienen un efecto deshidratante.
Los refrescos y bebidas azucaradas, tampoco son aconsejables. Favorecer la acumulación de grasas, la celulitis, la retención de líquidos, retrasan el vaciamiento gástrico, y pueden causar hinchazón abdominal y aumentar el apetito. Y por si eso fuese poco su alta concentración de azúcar, no sólo no quita la sed, sino que hace que necesitemos más agua para equilibrar nuestro organismo. Sucede lo mismo con los helados, horchata y granizados.
Consejos salvavidas
Si te vas a enfrentar a un clima caluroso, ya sea en tu ciudad o en tu destino de vacaciones, toma nota de estos consejos, pueden serte muy útiles para cuidar tu salud y prevenir problemas como golpes de calor y lipotimias:
- Lleva en tu bolso una botella de agua, y ve bebiendo, incluso aunque no tengas sed.
- Como tentempié, recurre a la fruta deshidratada, las barritas energéticas, los snacks saludables o las bebidas vegetales en minibricks y zumos naturales embotellados.
- Si prefieres los sabores salados, puedes llevarte un bocadillo pequeño. El pan dextrinado y tostado resulta más digestivo, así que puedes prepararlos con este tipo de pan.
- Evita los pasteles, dulces y chocolates, cuya carga calórica es muy elevada.
- Reduce el volumen de tus comidas, comer bien en esta época implica tomar menos calorías pero sin saltarte ninguna comida. Si es necesario ponte una alarma para recordarte que debes tomar la merienda o el tentempié de media mañana.
- Desayuna bien, esa primera comida es básica para resistir la actividad diaria y darle fuerza al cuerpo para resistir el calor.
Si vas de restaurante
Aunque te toque ir de restaurante, puedes comer bien si sigues estas precauciones:
- De primero elige ensalada fresca o verduras asadas. Gracias a su alto contenido de fibra, son platos saciantes que te quitarán un poco el hambre, antes de que llegue el segundo.
- Ojo con las ensaladas, no todas son ligeras. Evita las que tengan salsas, pasta o quesos, y alíñalas moderadamente con aceite y vinagre.
- De segundo evita los alimentos fritos, y decántate por los que estén asados a la parrilla, al vapor, al horno o a la plancha. Evita las salsas, cremas y rellenos, que aumentan las calorías de los platos.
- Elige preferiblemente pescado o carne blanca, en lugar de carnes rojas o embutidos.
- En cuanto a las guarniciones, evita las patatas o verduras fritas y pide que te las cambien por ensaladas o verduras a la plancha.
- De postre, pide fruta de temporada, yogur desnatado o una infusión, y evita los pasteles y helados.
- Come despacio masticándolo todo muy bien, así evitarás comer de más.
- No te olvides del agua en la comida, elígela en lugar del vino, la cerveza o los refrescos.
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