La cúrcuma es una de las especias más prometedoras a la hora de cuidar el bienestar de nuestra mente. ¿Por qué? Porque su principal principio activo, la curcumina además de ser antioxidante, antiinflamatoria y antilipidemica, también es neuroprotectora.
Una mente joven se sustenta en un cerebro sano y cada vez hay más estudios que confirman que la curcumina puede ser una gran ayuda para retrasar el envejecimiento cerebral.
De la India, hasta nuestros hogares
La hipótesis de que la curcumina podía ser una buena ayuda para mantener la mente más joven y sana, se desarrolló en el año 2.000, cuando unos científicos observaron que en la India, donde se come mucho curri, había menos prevalencia de Enfermedad de Alzheimer que en Estados Unidos. Eso llevó a los investigadores a pensar que el curri, y en concreto la cúrcuma, debía tener algún efecto protector.
¿Cómo protege la curcumina?
Los primeros estudios sobre como la curcumina protege la mente mostraron que este principio activo ayuda a reducir los depósitos de proteína beta–amiloide en las neuronas, proteína que está vinculada con aparición de la Enfermedad de Alzheimer. Pero la curcumina también ayuda a:
- Reducir la oxidación y la inflamación neuronal, lo que mejora la salud y el funcionamiento cerebral.
- Retrasar el envejecimiento del cerebro.
- Mejorar la memoria y el rendimiento intelectual, cuando se toma de forma periódica (unas 4 a 6 semanas).
- Proporciona mayor resistencia al estrés mental, sobre todo asociado a mayores cargas de trabajo.
La curcumina resulta útil tanto para retrasar el envejecimiento cerebral como para mejorar las funciones intelectuales, incluso cuando se es joven.
Curcumina de alta biodisponibilidad
La curcumina es un principio activo muy especial. Tomada junto a la cúrcuma con la alimentación, es poco biodisponible debido a que se absorbe mal a nivel intestinal. Y además de la que es absorvida, cuando llega al hígado, es rápidamente metabolizada y destruida.
Para mejorar la absorción y biodiponibilidad, se ha desarrollado varias estrategias, una de ellas, la más eficiente, es recubrir la curcumina con una capa de lecitina de soja. De este modo la biodisponibilidad aumenta hasta en un 65%.
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